Ahora que hace un frío que pela sólo pienso en que llegue el tiempo de celebrar banquetes al aire libre, rodeada de árboles, mini bombillas, y olor a hierba mojada. Aunque para eso todavía tendré que esperar unos meses. En muchas ocasiones lo que más suma para que una mesa sea especialmente bonita es el enclave en el que esté situada, y pocos lugares nos van a aportar más elementos que una localización en plena naturaleza.
La mesa boho que os traigo hoy está situada en un bosque, al lado de un arroyo. Un lugar idílico en el que se funden los elementos de la mesa con la naturaleza del lugar. Ya me imagino montando una parecida en alguno de los merenderos que tengo fichados.
La composición y los elementos son preciosos, un estilo con el que me identifico. La base rústica con un camino de mesa fucsia y blanco, varios arreglos florales en caída libre, piedras preciosas, utensilios vintage, cristal y el sonido del agua fluyendo. ¿Os imagináis qué maravilla? Una combinación de colores, estilos y elementos perfecta para una comida especial.
¿Quién se apunta a un Mésame Mucho Sauvage en un entorno como este?
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