La comida, la sociedad, la creatividad y la innovación en tortilla. Está claro que cada cosa que hacemos es un reflejo de lo que somos, lo expresemos en un dibujo, en una canción, en un diseño en tela, en una receta o en el sonido que produce el roce de los dedos en las cuerdas de una guitarra. A mi me apasiona la gastronomía y todo lo que gira alrededor de ella (lo sabéis de sobra) y la utilizo como hilo conductor de mi estilo de vida. Por eso, cuando descubrí la existencia del atelier de alimentos fue como encontrar el anillo único en un pajar.
Un lugar en el mundo en el que investigan a través de workshops y colaboraciones entre diseñadores, artistas y científicos buscando soluciones globales a través de la cocina, laboratorios de comida y debates, conectando cada vez más la comida y la sociedad. Justo el tema en el que estoy metida y cada día me fascina más, salvando las distancias claro está, busco maneras de conectar personas, marcas y gastronomía a través de experiencias en primera persona o nuestros vídeos.
Tenemos en mente un taller para emprendedores en el que desde la gastronomía y con la ayuda de un psicólogo especializado en recursos humanos podamos descubrir herramientas a través de nuestras propias vivencias. No cuento más porque todavía lo estamos cocinando, pero no dudéis que seréis los primerísimos en enteraos, bueno un pelín antes los que estáis suscritos a la newsletter.
Fusionar disciplinas es otro de mis retos, siempre con la gastronomía como eje principal pero investigando, probando, jugando con otras disciplinas que destilen creatividad. En el atelier de alimentos lo tienen bien claro, la comida participará de forma cada vez más relevante en la sociedad aplicando la creatividad. Y estoy contenta de que me pille bailando.
Ojalá pudiera pasar allí una mañana y sentarme a tomar un zumo de piña con cosas y con ellos.
¿Conocíais el atelier de alimentos?
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