Mis sueños no se han hecho realidad soplando velas, ni pestañas, ni dejando de pasar por debajo de una escalera, ni metiendo los pies en el mar la noche de San Juan. Lo hago. Todo. Sí, por si las moscas. Y también me pongo en primera línea a ver estrellas fugaces y a pedir deseos, pero porque soy una romántica supersticiosa.
Aunque tengo bien claro que mis sueños se hacen realidad estando bien despierta. Demasiado, tal vez. Después de muchas noches de insomnio, después de horas y meses de tachones en libretas, dibujos en servilletas y dudas por resolver. Después de sentir una sensación de vértigo en el estómago, como cuando despegas. Ahí, en ese preciso momento, me di cuenta de que mi sueño ya era realidad. Como si me acabara de lanzar al vacío con una sensación de paz, sin poderme quitar la sonrisa. Saliendo, decidida y con fuerza de la que había sido, hasta el momento, mi zona de confort.
El caso es que hay que soñar despierto. Soñar, para mi, es tener una idea que me haga por un momento despegar los pies del suelo. No necesitaba tener muchas, necesitaba tener una que -como dice Nuria– fuera una idea chocolate. Una de esas ideas que se deshacen en la boca y hacen sentir placer. Y una noche hace unos meses, tuve mi idea chocolate justo antes de soñar. Es curioso, pero las mejores ideas me vienen casi siempre cuando estoy acurrucada en la cama, justo a punto de dormirme.
Ahora gastrodecoración se llama mesamemucho
Mésame Mucho se me apareció de repente, como un flechazo. Lo tuve claro desde ese instante, Mésame Mucho era el nombre de mi idea chocolate. Tengo que decir que soy una loca de lo namings, que bautizo los desayunos con amigas, la cenas temáticas y hasta las plantas. Prometí que mi potos si crecía se llamaría Potosí. Y ahí está, bien hermoso Potosí. No corrió la misma suerte Paloma, una orquídea blanca que fue devorada por un bicho.
Pero vayamos a lo importante, Mésame Mucho nació vestido de gastrodecoracion.com. Un nombre descriptivo para un proyecto que todavía era un embrión. Tres meses después, llegan oportunidades importantes, colaboraciones increíbles y experiencias que no podía imaginar. Os contaré muy, muy pronto.
Ahora, ya siento que gastrodecoración late y los proyectos con latido no tienen descripción, tienen alma. Por eso, decido llamarle Mésame Mucho, como la idea chocolate que tuve ese día justo antes de soñar. Porque al fin y al cabo los sueños, la mayoría de veces, no tienen descripción, se cuentan desde las emociones y Mésame Mucho es gastrodecoración desde lo más profundo de mi ombligo.
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