Hace unas semanas os conté aquí que desde la empresa sueca nos habían propuesto una colaboración. La idea era hacer un showtable en Ikea. El término showtable me lo he inventado, pero la definición ya os la podéis imaginar. No, no tiene nada que ver con un tabledance; no hay desnudos, ni espatarramientos y ni mucho menos contorsionismos sobre la mesa. El showtable consiste en convertir el montaje y la decoración de una mesa en un espectáculo del que se puede aprender. Porque si el showcooking ya está inventado, ¿por qué no inventar el showtable? Pues ale, solucionado.
Unas marcas en el suelo, un biombo que tapara los objetos que se convertirían en actores, yo misma micro en mano hablando por los codos y todos con ganas de saber qué iba a pasar entre Mésame Mucho e Ikea. Porque en la convocatoria no desvelamos nada de nada. Nadie sabía a qué venía, pero no se lo querían perder. Y allí estábamos, un sábado por la mañana, preparados para que empezara el espectáculo: cómo poner una mesa Pinterest sin morir en el intento.
Para diseñar la mesa, me puse a combinar estampados y a mezclar estilos. Rompí de arriba a abajo la normas de los decoradores de Ikea (perdón pero me lo pasé pipa). Quería arriesgar, sin protocolos, y divertirme como quien construye una torre de piezas de Lego.
Empezamos a vestir la mesa por los pies, con una mezcla de alfombras verde y esparto que me inspiraban a un campo abierto. Como mantel, utilicé retales de telas de diferentes estampados y con la vajilla me desboqué combinando todo lo que me gustaba. Tonos azules, naranjas, rojos, verdes, negros y cristal. Para algunos comensales en lugar de servilletas puse trapos, utilicé un colador de metal como ensaladera, unos ralladores como candelabros y una jarra de agua con piedras de colores y maderas que hacía las funciones de ambientador.
En realidad, lo que quería demostrar es que con los que tenemos en casa podemos montar un sarao digno de Pinterest. Invitar a quitarnos el miedo de mezclar vajillas y cubiertos de tres tipos, o cuatro, o los que tengamos. Llenar la tabla de cortar de velas y tener un centro de mesa improvisado. Sacar la mesa de la cocina y juntarla con la de la terraza, las sillas del salón, del despacho y la butaca.
Se acabó el sacar el mantel de bordados del ajuar. De hecho, ¿quién tiene ajuar? Porque las cosas están para usarlas y la vida para disfrutarla. ¡Vamos a divertirnos poniendo la mesa! Hombreyá.
Gracias Nadia, Nacho y Nuria por confiar en mis locuras y dejarme formar parte de los eventos de Ikea. Y gracias a todo el equipo que hizo posible que saliera tan requetebien. Una pena que no vengan como la llave Allen en los muebles para llevármelos a casa.
¿Que os parece? ¿Os atrevéis a darle un meneo a vuestras mesas?
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