Ayer por la tarde salí a cortar un poco las ramas de la enredadera que tengo en la terraza porque parecía Rapunzel. No tengo buganvilia, aunque necesito una. Quiero una buganvilia que ya esté criada, me duerma por las noches y tenga las flores fucsias y las hojas bien hermosotas. No tengo, pero muchos vecinos sí. De hecho, en Mallorca se lleva mucho la buganvilia. Tanto que para mi las palmeras y las buganvilias son casa.
Ya que llevaba las tijeras puestas, le corté unas ramitas de buganvilia al vecino con la intención de hacer un centro de mesa la mar de bonito y colorido. Un ramo silvestre y km 0. Bueno, más que kilómetro, metro. Pero cuando entré en casa con mis nuevos hierbajos, se me ocurrió que podía quedar muy bien como camino de mesa.
¡Qué acierto! Tan sencillo como enredar la enredadera con la buganvilia, extenderla sobre la mesa de punta a punta y dejarla caer por los lados. Me gustó tanto el resultado que, si lo hubiera visto en Pinterest, lo hubiese querido copiar.
¿Qué os parece?
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