Me he enamorado de una taza de café, pero seré más precisa. Me he enamorado de una taza de café take away. Aunque todavía lo puedo mejorar. Me he enamorado de una taza de café take away y no tomo café. ¿Qué te parece?.
Incluso el corrector de texto me señala en rojo la palabra ‘enamorado’ junto con ‘una taza’, como si fuera imposible. Dándome a entender que una no se puede enamorar de una taza en la vida o que, en el caso de que lo haga, no lo cuente.
Paseaba por Madrid y entré en Tiger en busca de una agenda, esa es la verdad. Pero todo el mundo sabe que una vez entras en Tiger, aunque no encuentres una agenda, sales con las manos llenas de chorradas adorables.
Tuve varios flechazos, pero cuando vi a Manolo (el señor de la ilustración tiene pinta de llamarse Manolo, no me digas que no), con sus calzoncillos y brazo en alto, con cara de cansado y pelillos en las piernas. No me pude resistir.
Es una taza para café o para té, y no tomo excitantes. Pero el colacao también se puede tomar en tazas estilosas en las que mojar los macarons y sorber, sin grumos, con pajitas bonitas. Por qué no. Así que aquí me tenéis, declarando mi amor a una taza de café take away de Tiger.
Cuando la han visto en casa, me han preguntado si era necesaria una taza para llevar, ya que mi home office está a una puerta de la cocina. Y he contestado, rotundamente: «Sí, no sabes lo bonito que me queda Manolo en la mesa de escritorio mientras le doy a la tecla».
¿Te has enamorado tan locamente alguna vez? Manolo también me quiere.
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