Recuerdo perfectamente el mantel blanco de papel y la tira de luces que puse como camino de mesa el año pasado para la mesa de Navidad en mi casa de Palma. La luz entraba por el ventanal, las servilletas silueteaban a Papá Noel y en mi sonrisa se podía leer la ilusión que me hacía ser por primera vez la anfitriona del día de Navidad.
Luz, naturaleza y sencillez son los ingredientes de mi decoración navideña. En la mesa, en casa y en la forma de vestir. Huyo del brilli brilli, de los papa noeles colganderos, las luces de colorines y los bajo platos de plastiquete dorado. Compro muy pocas cosas y le doy un giro a lo habitual mezclando vajillas, poniendo un toque rojo y utilizando guirnaldas de luces blancas para sumar actitud de jarana.
Si eres de las que se complica con la decoración de la mesa de Navidad, probablemente te pases la pantalla y quieras poner tantas cosas jingle bells sobre la mesa que llegue a convertirse en un tenderete Xmas sobre el que comer y brindar. Menos es (casi siempre) más, excepto en las comilonas típicas de estas fechas. Y te aseguro que en menos de 15 minutos puedes poner una mesa de Navidad preciosa.
En mi mesa de Navidad hay un mantel de color crudo, bajo platos transparentes que dan amplitud y platos hondos de dos colores. Con las copas, lo mismo. Juego con diferentes estilos y los coloco de manera simétrica para conseguir conservar la sensación de orden.
¿Dónde está la norma que dice que en la mesa no se juega? Sacar el ajuar para fin de año y el mantel de crochet y rosas que huele a cerrado ya no es el mejor plan. La vajilla se ha quedado sin pareja y quiere bailar en el mismo escenario con otra aunque no sea igual.
El centro de mesa es el protagonista, el que tiene toda la fuerza de mi mesa de Navidad. Lo hice cogiendo una rama de un seto que hay cerca de casa, no tiene más misterio. Me gustó por las bolitas rojas que le dan un aspecto muy navideño y por la frondosidad de las hojas verdes. En el centro de la rama, mi señor reno. Un punto de luz que va sin cables y compré por 2’50 euros en Primark. Si no tienes una figura de este estilo, también funciona fenomenal enmarañar en la rama una guirnalda de luces pequeñas blancas.
También cogí otras hojas de un árbol de al lado que tenían un tono rojizo espectacular y se me ocurrió que quedarían muy bonitas desperdigadas sobre el mantel. Contrastan, le dan un toque festivo y al ser rojas nos llevan entre el romanticismo y la Navidad.
Esta es mi mesa de Navidad: natural, sencilla y con luz. Espero que te haya gustado, me encantará que me dejes en los comentarios tu opinión y que me cuentes qué utilizas tú para las mesas en estas fiestas.
Feliz navidad, feliz año, feliz vida.
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