Mis domingos de verano son de paella dominguera al fuego de leña, de pies en el mar, de siesta sin camiseta y de interminables aperitivos maridados con risas, gritos, planes y besos en familia que empiezan justo después del desayuno.
Los domingos en mi casa son así desde que tengo uso de razón e incluso cuando no sabía qué era eso. Por aquel entonces mi madre, con sus gafas grandes y chándal de la época, llenaba el maletero del Renault 12 con sillas, mesas, platos y todos los ingredientes necesarios para una buena #paelladominguera cerca del mar. Mis hermanos y yo nos peleábamos por la cáscara de mejillón más grande que nos hiciera de tenedor y rebuscábamos entre el plato para seleccionar las patas de cangrejo, las alitas de pollo y otros tropezones que nos guardábamos como ingrediente estrella hasta el final.
Hay cosas que cambian pero no los domingos, la paella dominguera se mantiene como meta y galardón semana tras semana. Funciona como cordón umbilical, punto de encuentro, placer culinario, jarana perfecta y traca final de cualquier fin de semana. Y todos, absolutamente todos los domingos de paella tienen un ritual único en cada casa.
El nuestro empieza cuando, durante el sofrito, mi madre aparta algunos mejillones para que nos los zampemos mientras el olor de la leña y el chisporroteo del baile del tomate en el aceite nos activa el grito de las tripas. Amansa a las fieras. Patatillas, bebidas y aceitunas. Ha empezado el espectáculo.
Planta la paella dominguera al lado de la mesa, sobre una tabla de madera y un papel de periódico. Se pone a servir y antes de darle al tenedor siempre hay “¡un aplauso para la cocinera!”.
Mi hermana pide socarrat, mi sobrina no quiere judías, mi madre lo acompaña de pimiento blanco, mi abuela de rabanitos y yo no me puedo resistir a ponerle el punto final al plato robando algún trozo de carne directamente de la paella.
Ahora ya no nos peleamos por coger el mejillón más grande, sino por quién se lleva el tuper más profundo que convierta un miércoles al mediodía en un domingo de paella.
Si quieres hacer una #paelladominguera como la de mi madre, no te pierdas los detalles de la receta, mi madre tiene truco y de verdad que quien la ha probado le ha pedido que por favor alquile mesas en su casa los domingos de paella para vivir la experiencia como si fuera The Hole.
Receta de paella mixta en 5 pasos:
1. Prepara el fondo de la paella sofriendo el ajo, las gambas, el tomate, la carne y los mejillones.
2. Añade el Caldo para Paella Fácil de Gallina Blanca.
3. Cuando el caldo esté hirviendo echa el arroz dibujando una cruz.
4. Deja que se cocine sin remover durante 10 minutos a fuego fuerte.
5. Quítale fuego y que siga cocinando 10 minutos más hasta que apenas quede caldo.
Disfruta incluso aunque no tengas tiempo de una paella dominguera, porque los domingos no son domingo sin paella.
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