El tiempo es relativo, alguien lo ha dicho más de una vez. Aunque nos empeñemos en inventariar las horas y los días, el tiempo no es más que tiempo. Si eres como yo y te gusta apuntarte a un bombardeo pero no quieres renunciar a vivir slow, disfrutar de esos ratos de desconexión, aprender recursos que te ocupen poco tiempo pero te alimenten la sonrisa toda una eternidad o sumergirte en la cocina para gastar algunos minutos en descubrir nuevas ideas que zamparte alrededor de tu mesa, te va a gustar mucho #EnUnÑAM mi nueva colaboración mensual con Casa Mas.
Una sección en su blog y en esta Mesa(me Mucho), en el que te voy a dar ideas para los que (no) llegamos a todo pero siempre queremos un poco más. Personas inquietas, entusiastas y soñadoras. Amantes de la vida que hacen tetris con las pasiones para encajar todas las piezas y fundir alguna línea que permita seguir invirtiendo algo de tiempo en aprender un poco más. Emprendedoras, viajeras y luchadoras. Capaces de todo. Personas con ganas de comerse el mundo y no dejar ni las rapas.
Hace un tiempo descubrí que el tiempo de la comida es la hora que más puedo estirar, los minutos me resultan horas si tengo las piernas cruzadas a lo indio sobre un mantel, colgando sobre el mar, en la mesa de mi terraza o comiendo en el sofá. La cuestión es darle la vuelta a la rutina de lo cotidiano con éste último como ingrediente imprescindible. No hay que volverse loco ni creerse un estrella Michelin.
Hoy, sin ir más lejos, he cogido el salmón con parmentier de Casa Mas que tenía en la nevera, un tortita de trigo, los restos de una ensalada y un poco de col lombarda que había puesto en agua, vinagre y sal y me he colgado la cesta del hombro. Con estos ingredientes, un mantel de cuadros y un campo que gritaba “¡primavera!”, la hora de la comida me ha resultado un viaje a la Toscana. O si lo prefieres, puedes calentar el salmón con Parmentier en casa y montarte un picnic en el jardín
Me he montado un picnic improvisado sin morir en el intento. He rellenado la tortita con el salmón con parmentier, le he puesto los brotes de hojas verdes y la col lombarda y cada bocado venía sazonado de un horizonte azul cielo que pocos restaurantes lo tienen.
Busca soluciones y no excusas, disfruta de comer, de cocinar, de compartir y de vivir. Cambia, alguna vez, la lechuga de la ensalada por unas hojas de espinacas. Súbete a la azotea con unas velas y reinventa la ensaladilla que compraste el otro día cortándole unas fresas que mariden con tu vino y con sus ojos. Dale una vuelta a la rutina e improvisa un picnic en el parque con el plato preparado CASA MAS que tenías para zamparte en la oficina y un taco mexicano.
Disfruta del tiempo que (crees que) no tienes porque puede que tengas un Ratatouille debajo del sombrero si te atreves a darle una vuelta MAS. Te espero con ideas, recetas, historias y vida alrededor de la mesa #EnUnÑAM.
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