El verano y sus puestas de sol infinitas, los pies descalzos, la sal en la piel, los pelos a lo loco, los vestidos sueltos, las faldas cortas, tus gafas favoritas, el cacao, los chapuzones, los amigos, los brindis, las estrellas y una cena en la playa.
El verano es, entre otras cosas, es esto y todo lo reúne un mismo plan: el picnic en la playa. Verás que cuando empieces con este ritual semana tras semana, verano tras verano tendrá el mismo impacto en tu cabeza que una clase de relajación en el Tíbet. Una cena en la playa es El Planazo. Sí, en mayúsculas. Para un cumpleaños, para una cita, para un ‘porque sí’ e incluso para un ‘sí, quiero’. Puede que pienses que un picnic en la playa no se puede improvisar, que vas a tener que bailar en la cocina toda la tarde para poder conseguir un menú playero decente pero nada más lejos de la realidad. Voy a compartir contigo los trucos imprescindibles para poder organizar una cena en la playa sin morir en el intento. Sorprende, disfruta, desconecta, celebra y vive sin preparativos ¡porque es valiente el que sabe improvisar momento felices!
Busca tu paraíso. Identifica ese lugar en el que siempre te hubiese gustado disfrutar de una cena. Tu playa favorita, una cala desierta, aquel acantilado con vistas al mar. Un punto a tu favor si vas con compañía es que el acceso no sea demasiado complicado porque llegas para ver atardecer pero probablemente te irás cuando el sol ya se haya puesto y no todo los días la luna hace de farola.
Comida casera en tiempo récord. Este es uno de los puntos más importantes y la clave para que un picnic en la playa sea todavía más especial. Cuando hablamos de picnic, la mayoría nos echamos las manos a la cabeza y googleamos buscando recetas como locas para encontrar la combinación perfecta entre bueno, bonito, fácil de comer y sobretodo que sea rápido de preparar. Una muy buena opción puede ser llevarte algunos de los platos de Casa Mas, caseros, fresquitos y muy fáciles de llevar. Para un picnic en la playa te va encantar la ensalada de pasta y atún a la que puedes añadirle para decorar unos rabanitos en láminas, el salpicón de marisco lo puedes acompañar con unas galletas rústicas e incluso puedes servirlo sobre un humus que te ocupa hacerlo 10 minutos y lo disfrutas una eternidad. También puedes llevarte las croquetas de jamón que frías están deliciosas y se comen con los dedos que da gustete y, por último, el gazpacho de remolacha al que le puedes añadir uno brotes de soja. ¿Ves? ¡Solucionado! Esta es la clave para triunfar con un picnic en la playa sin morir en el intento.
Decora con lo puesto. Hazte con un capazo mediterráneo para llevarlo (casi) todo en el mismo lugar. Es cómodo, práctico y bonito para dejarlo sobre el pareo a modo de decoración y sacar de allí tu ensalada de pasta y tu gazpacho de remolacha. Es tan polivalente como el bolso de Mary Poppins, he visto salir de los capazos cosas que no creerías. Guirnaldas, pareos, toallas, servilletas, aguas infusionadas, bañadores de recambio, tenedores y tabletas de chocolate como colofón final.
La hora dorada. Decide el mejor momento del día según la época del año. Para estos meses de calor la mejor opción es al atardecer. Además de que la temperatura es mucho más agradable, los colores en el cielo son dignos de acuarela. No hay televisión, teatro ni cabaret que emita un espectáculo así ¡y gratis!
Bonus track si tocas el ukelele, la guitarra o la armónica. Llévate un instrumento que controles y deleita a tus invitados con música que maride de perlas con tu picnic. Tranquila, que no moleste a los vecinos de toalla y que contagie el buen rollo nativo de cualquier puesta de sol.
Ahora que has descubierto las claves para montar una cena en la playa sin morir en el intento y te he contado los trucos para tunear los platos caseros de Casa Mas, ¡no tienes excusa! Cada día te espera el atardecer para darte la oportunidad de disfrutar de la vida con la boca llena.
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